Acabo de llegar de La Seo. Sí, resulta que el ayuntamiento se ha sacado de la manga que los jueves por las tiendas abran, y nosécómo ha conseguido que el obispado abra la Catedral.
La Catedral de Palma es la bomba. Mira que he entrado veces, y mira que con el rollo de cantar la conocía de pe a pa (me he desvestido de persona y vestido de cantanta en gran parte de las sacristías de Mallorca). Y me sigue flipando.
La cosa extraordinaria es que he visto la capilla de Barceló. No, no la había visto todavía, que no me llamaba la atención y cuando había ido a la Catedral estaba tapada porque al obispado le dió por taparla cuando no pagabas la entrada porque decían que gastaba electricidad, o eso recuerdo… Que tal vez recuerdo en plan chungo por lo antiiglesia que soy? Pues quizás…
Pero a lo que iba, creía que iba a impresionarme la capilla. Para bien o para mal. Para gustarme o para cabrearme. Y no. Ni una cosa ni la otra. Ni frío ni calor. No me ha llegado.
Es mona ella. Es de barro y tal, y en verdad está bien hecha, con sus esculturitas expresivas y sus panes y peces y su sancristo de arcilla con estigmas y todo, pero se sufre un poco porque parece que va a caerse de un momento a otro, que hay unos pedazos de brechones de cuidado.
He hecho fotitos, pero claro, no hay suficiente luz como para que salga algo decente, ni suficiente poca luz como para que salga algo fantasmagórico. No se lo digáis a nadie, pero he echado de menos un trípode…
Trípode? Para la cámara, verdad?
Es que si no recuerdo mal el boceto del Cristo tuvo que ser retocado porque Barceló se paso con su masculinidad, o eso decían.