Pues que hacemos.
A servidora le dio hace unos años por ayudar a perrillos. Ya dije aquí que no ayudas a perrillos o gatitos, que ayudas a personas, pero bueno, lo que se ve es que ayudas a perrillos.
Pero a lo que vamos hoy es que me llena de gozo y satisfacción que si la gente ve que ayudas, ayuda. En el último año amigos que antes no hubieran hecho nada por ayudar, lo han hecho ahora que sabían dónde acudir.
Un chico recogió a dos perrillas al verlas correr por una carretera. Se paró, las recogió, las empaquetó y me las trajo. Las tuve un tiempo y las llevé a un refugio. Mi veterinario recogió a una perrilla herida y la tuve unos días hasta que él mismo la colocó. Mi amigo del alma recogió un gaturrio y lo tuvo hasta que encontró casa. Una amiga recogió un perrillo y me lo encasquetó hasta que encontramos casa. Ayer un amigo vio un gatito hecho mierda en la calle, y entre que me llamaba para ver qué se hace, que fue a comprar un transportín y que volvió al sitio donde lo había visto, el gatito ya se había ido.
No es que esta gente antes no hubiera querido recoger a los bichos, es que no hubiera sabido qué hacer con ellos. Si me los pasan tampoco sé qué hacer yo, pero tengo más recursos =P
Y pienso: qué no podríamos hacer si supiéramos dónde acudir para ayudar? A animalicos, pero también a niños, a gente que no tiene casa y que vemos habitualmente, a viejitos que no sabemos si viven solos o si tienen hijos o que vemos cada día a la misma hora hacer un mismo recorrido.
Para esto, no nos sirven las administraciones públicas. Nadie de esta gente (aparentemente) necesitaría servicios sociales, pero puede que, si supiéramos cómo obrar cuando un niño está regularmente solo en un parque, o va y vuelve solo del cole, o le quedan los zapatos pequeños o lleva ropa rota o qué sé yo. O un anciano que está enfermo y se le puede ayudar para ver si el médico puede ir a casa… no sé… Seguro que hay mil cosas.
Sólo se trata de ir por ahí con los ojos abiertos. Y ayudar.
He leído este post, y el anterior que enlazas. Supongo que no es sorpresa que suscriba tus palabras cien por cien, e incluso más. Ir por ahí con los ojos abiertos. Si tienes un ratejo, como me ha pasado hoy a mí, ve por tu barrio con los ojos abiertos. Entenderás cosas: verás la cantidad de comercios cerrados, porque medio barrio mío está en paro, el otro medio en precario, y no hay para peluquerías, ni un pastelete, ni unos zapatos, ni ropa de los chinos. Encontrarás tiendas y bares que creías que habían sucumbido y que resisten como leones, y te entrarán ganas de hacer ahí la compra. Y con suerte, descubrirás, como yo hoy, a señoras de Marruecos que hacen unos pasteles de morir y se han echado el pañuelico a la cabeza y ahí andan, abriendo una pastelería con dos narices.
Y entonces encontrarás que has sacado esos diez minutos que creías que no tenías para volver a comprar al lado de casa, no al capullo que tiene tres locales y te lo pone todo el doble de caro y es el que más se queja, pero sí a los que, como nosotros,intentan que no todo se vaya al carajo. Y a lo mejor eso también es ayudar, no sé.
También! claro!
hay infinidad de maneras de actuar solidariamente sin hacer grandes esfuerzos. Yo, si puedo, compro las cocacolas y chuminadas capricheras en una tiendecica de al lado de casa, que llevan una familia y que se tiran todo el día ahí. La pescadería de mi barrio aguanta (mi barrio es tope proletario) porque siempre ha tenido pescado que la gente del barrio podamos comprar. Pescado de por aquí, que no es gran cosa, pero es de temporada y fresco. Bueno. Igual la carnicería.
Comprar en barrio te obliga a tener las orejas abiertas a tu alrededor. Conocer. Saber.
yo es que lo que ya no tolero es la ignorancia, el no querer ver lo incómodo. El no querer mirar alrededor. Pensar. Obrar en consecuencia.