Medios de comunicación onlinenizándose

El otro día el director de El País escribió una carta abierta donde explicaba las líneas estratégicas del medio.

Cómo va a adaptar su estructura física a nuevas formas de trabajo, que van a formar a equipos de trabajo y a los profesionales para que tengan los conocimientos adecuados (aptitudes se le suponen), “trasvase” de lectores en papel a digital y de web a móvil, crisis económica…

Habla de su libertad e independencia como algo a mantener y demuestra (de paso) falta de autocrítica por parte del medio y no plantear que parte del “trasvase” de lectores pueda deberse a que llevan unos pocos años (6 como mínimo) demostrando libertad pero no independencia.

Y dice que el paso de El Pais a ser un medio estrictamente digital está más que decidido. Por eso tanto cambio, para adecuar los espacios a las nuevas necesidades y a la nueva forma de consumo digital.

Eso lo dice casi al principio, y claro, casi no choca que hable varias veces “generar contenidos”.

Antonio Caño busca la conexión con las noticias que hacen que El País sea un periódico. De hecho a mí no me extraña “contenido” porque me muevo en un mundo de publicidad/comunicación digital y el “generar contenidos” ha sido lo que me ha dado de comer y me ha permitido pagar facturas durante bastantes años.

Pero sí es cierto que no menciona la palabra NOTICIA con intensidad (y las palabras definen) y menciona la publicidad la hace a través de la palabra “contenido” y hablando de los adblocks.

Miro a mi alrededor y veo muchos profesionales de la información y la comunicación creyendo a pies juntillas ciertos mantras que se repiten en internet: la gente no mira un vídeo más de X segundos, la gente no lee más de nosécuántas palabras, la chavalería no mira la tele lo ve todo en youtube…

Me parece peligroso meter en el mismo saco a todos “los internautas” (me encanta cuando un medio dice “internet dice”, “los internautas piensan”). No es verdad que no miremos un vídeo más de X segundos o que no leamos más de nosécuántas palabras. Simplemente dejamos de leer o de ver lo que no nos interesa.

En general, las noticias interesan. Tienen que estar bien redactadas y creo que lo que sí ha cambiado es que si las noticias no se entienden, si el registro y el tono usado en su desarrollo no son los de su audiencia, el lector va a buscar un medio donde se pueda asimilar la noticia, entenderla, hacérsela suya.

Lo que puede no ser general es que no todas las noticias tienen que interesar a todo el mundo. Internet va por barrios. Podemos no ver un tema, no considerar una noticia o no aceptar que lo importante ese día sea lo que un editor ha considerado. Porque el editor (nosotros mismos) podemos considerar que debemos dar relevancia a un tema que nos convenga o interese.

Peeeeero, cuando una noticia sale en portada o resaltada en algún medio adquiere relevancia. Una relevancia masiva, una relevancia que salta los barrios de internet llegando a ciudadanos no conectados o, lo contrario, tan conectados que sólo reciben las noticias que quieren.

Las campañas digitales, las buenas campañas digitales, tienen aspiración de portada. Buscan tener relevancia. Buscan ocupar estos espacios en informativos masivos que sacan “los contenidos” de un barrio a un público masivo. No tiene porqué ser una portada, pero sí una entrevista, llegar a ese hueco en una publicación o un informativo de “hoy en internet”. Como si “internet” fuera un país a parte. De esta manera, la campaña planteada para un entorno determinado o para un perfil de usuarios determinados salta más allá.

Esto es un efecto colateral. Normalmente somos tan orgullosos como para no reconocer que el offline sigue siendo realmente “influencer”, pero vamos todos locos cuando un medio se hace eco de una acción.

Todo esto para concluir que entiendo que el negocio de El País tiene que cambiar.

Ha cambiado la sociedad en la que está.

La crisis a la que hace referencia el director hace que compremos menos. No sólo menos periódicos sino menos cocascolas que son las que pagan publi. O tenemos menos ahorros en bancos que pagan publi. O compramos menos coches, que son los que pagan publi. Hay crisis también en administración pública con leyes que prohíben la publicidad, y ya no pagan publi.

Paralelamente se desarrollan canales de comunicación. Usando diferentes formatos: audio, texto, vídeo o todos a la vez aprovechando las características de cada lenguaje. Algunos interactivos y participativos.  Otros no tanto pero entendiendo que lo que ha cambiado y va a quedarse es que las noticias se tienen que entender y no han renunciado a la libertad ni la independencia. Se han tenido que buscar la vida pero han encontrado el modelo de negocio que les permite subsistir y hasta ganar dinero (creo). Y han tenido que construir las redacciones como va a ser la de El País.

Lo que no tengo claro es que la dirección de El País pueda separar contenido publitario trendingtopicnero (o contenido “de marca”) de información relevante.

Para lo primero Vice y Playground son dos plataformas que ya  están en ello. En 2btube (que son “la revolución de la televisión” según su web) exponen “Ponemos nuestro expertise en YouTube al servicio de marcas y anunciantes, generando engagement con su público.” Y este expertise es la captación de youtubers para incluir sus contenidos en canales temáticos con visitas muy segmentadas.

Enamorarse de engagements, brandings, influencers, impactos… puede ser peligroso y entrar en competencia con medios que ya tienen en esos palabros su razón de ser, además puede despistar a las personas que buscan veracidad y certeza contra noticias efectistas milleniarileras…

¿Qué tiene El País que no tienen estos canales a pesar de las patinadas de los últimos años?

Autoridad. Reputación. Criterio. 

Que te saque El País no sólo implica saltar de barrio. Implica ponerte una medallita de relevancia.

¿Qué ha hecho recontrabien El País según mi modesto punto de vista de cascarrabias? Me encanta que me hagáis la pregunta.

Fichar a Tatiana López (ex-corresponsal de Telecinco – Mediaset en los USA durante chorrocientos años) para liderar El País Video. Es una reportera que ha trabajado duro en el país puntero en narrativa. Allí desde los vendedores de crecepelo a Obama, han tenido que usar recursos narrativos para que su mensaje calara. Cada vez estoy más convencida de que el Storytelling debería haberse traducido como narrativa y nos hubiéramos evitado muchos líos.

Tener en la dirección de un nuevo medio a alguien que ha tocado calle, que ha tenido que analizar, relacionar y sintetizar para poder narrar, seguro que facilita analizar, relacionar y sintetizar conceptos abstractos y líquidos para plasmarlos en un canal de comunicación novedoso que hay que inventar. Porque dudo que sea una reinvención: es una invención total.  

La gran dificultad de redactores y publicistas es hacer que les prestemos atención y conseguir que la mantengamos.

Los publicistas están acostumbrados, los pobres, pero los redactores no: no tienes interrupciones en un periódico y sí las tienes en un teléfono o ordenador. Son situaciones diferentes.

Y de ahí la necesidad de dominar las técnicas narrativas, tiempos, ritmos, tensión… en los medios digitales, porque tienen nuevos enemigos y tienen que recuperar aliados. Digo recuperar porque en general los periodistas son “de letras” o si no, ya se han preocupado de estudiarlas.

Pero a ver cómo integran los canales. A ver cómo consiguen aprovechar su fortaleza (reputación, criterio, autoridad…) en el entorno digital, donde estas cosas se ganan más y más duramente que en ningún otro entorno. Internet no olvida errores y es cruel.

En definitiva: me apetece mucho ver qué hace El País. Y de mayor quiero ser como Tatiana. 

 

 

 

 

 

 

 

 

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