Ayudad, que mola

A ver, ayudar mola. Mola y punto. Se ayuda porque apetece, porque se puede, porque conoces a alguien que ayuda y ayudas, porque te gusta compartir…

Se dice por ahí que recibes más que lo que das (cierto) y que te realizas (pos fale), pero no voy yo por ahí. No tengo ni la más mínima idea de estas cosas. Yo ayudo porque mola.

Soy del ayudar. Es cosa de civismo. Si ves un viejecito en el bus le dejas el asiento, si hay un bordillo alto le ayudas a cruzar, si no sabe leer (en mi barrio hay varios) les lees el papel que necesiten leer o lo que sea.

La cosa es que vienen tiempos malos.

Los recortes presupuestarios están repercutiendo en la gente que necesita más ayuda. No hablo de subvenciones. Hablo de ayudas.

Cuando retiras los pañales a los menores de 21 años que tengan incontinencia, diciendo que es que es que deberían tener la baja definitiva (o como se llame) pero que la Seguridad Social no se la da, no quitas una subvención, quitas una ayuda. Porque si tienes un familiar de menos de 21 años que necesite pañales, no tener que preocuparte de los pañales es una ayuda. Y no tiene que ver con la renta, si alguien forrao de pasta tiene un alguien con parálisis cerebral, se le tiene que ayudar como se pueda. Y quitarle de la cabeza la preocupación de los pañales ya es mucho.

Cuando das comida a alguien que tiene a un familiar ingresado mientras ese familiar está ingresado, no le das de comer sólo: le quitas la preocupación de tener que pensar qué tiene que comer, además de, si es gente humilde, tener que pagar por comer fuera de casa en sitios que baratos no tienen porque ser. Tener un familiar ingresado te pueden ser cada día 15€ en comida que puedes no tener disponibles.

Cuando tienes un servicio de ludoteca infantil en un hospital, dejas un espacio para que los críos enfermos (de larga o corta duración) puedan estar por ahí bambando.

Cuando dejas un espacio al lado de la cama del enfermo para que un familiar pueda estar con él, das tranquilidad al enfermo y a la familia.

En Mallorca, hemos quitado la ayuda a  pañales, hemos quitado la comida a acompañantes y el agua a enfermos hospitalizados, cobramos 5€ por niño que entre a la ludoteca del hospital Son Espases (el gordaco, el que está puesto en un sitio que estaba protegido, el que ha sido un chorro de perder dinero en la infraestructura como suele pasar y que se ha tenido que hacer según una ristra de contratos blindados que dejó Matas, que esto de colocar a sus amigos sí que lo hizo bien). Si tú tienes un hijo enfermo, la tarde te puede salir por 15€, el niño, el hermano del niño y tú si quieres echarle un vistazo.

En Catalunya algunos hospitales están cobrando 47€ la noche por la silla al lado del enfermo. Como vengas de lejos lo llevas claro, que te sale la hospitalización como unas vacaciones.

Estas son las ayudas que nos está quitando el estado con el tema de los recortes presupuestarios. Y diréis que si no hay dinero. y diré que si no hay dinero haber esperado un poquito a este megahospital, o a otras partidas presupuestarias que no excluyan ayudar a gente que está pasándolo mal.

A partir de aquí, todos los recursos económicos van a ser menos. Menos trabajo, menos subsidios, menos posibilidades de encontrar trabajo, menos cursos de formación gratuitos o subvencionados… Gente que no tenga trabajo va a tener menos posibilidades de formarse para encontrarlo.

Personas con perfiles humildes que ven menguados sus ingresos y sus posibilidades de que éstos aumenten. Y ven sufrir el poco subsidio que tienen y que deberían estar garantizados por los años cotizados.

Cómo ayudar… Voluntariado. Compromiso.

Donde queráis. En el Casal de Barri dando inglés, alfabetización digital, clases de español para extranjeros, yoga a los viejitos… O en alguna ONG organizada. Paseando con ancianos o repartiendo comida en la Cruz Roja, o en algún programa de personas en riesgo de exclusión o invisibilidad social. O con Proyecto Hombre trabajando con drogodependientes. O al cole o guardería con tiempo para que los papis puedan llegar antes o más tarde tranquilamente. O recogiendo comida para el banco de comida. O ayudando a repartir metadona. O dando talleres en las cárceles.

Cuanto menos se vea a la gente, menos ayudas van a tener. En el Ayuntamiento de Palma ya se han suspendido algunos de los programas de seguimiento de familias en riesgo de exclusión.

Yo me he decidido por los perros. No por nada, sino porque es lo que más y mejor puedo asumir.

Peeeeeeeeeero, yo no ayudo a los perros. Vamos, sí, si les ayudo, pero a quién más ayudo es a la gente que trabaja con ellos.

Si decidís ayudar a viejitos, no sólo ayudaréis a viejitos, ayudaréis a la gente que trabaja cada día con esos viejitos y que no tienen medios. Si ayudáis a drogodependientes ayudaréis a sus familias y a los terapeutas. Yo ayudo a que las voluntarias que están cada día en las perreras estén tranquilas: del perro que tenga yo ya no tienen que preocuparse.

He sido voluntaria con Médicos del Mundo dando español a extranjeros en un programa de salud pública y después currando en un programa con mujeres en riesgo de invisibilidad social. Y vivedios que lo que aprendí de mis nigerianas sí que no se paga con dinero. O de mi Helena, una chica rusa totalmente desquiciada que estaba intentando escapar de un chico con el que estaba y que no había forma de separarse de él: no la dejaba a sol ni a sombra, intentamos ayudarla, pero él estaba siempre delante y no se la pudo ayudar a encontrar otra casa. Helena era farmacéutica en San Petersburgo. Tenía 28 años, y había perdido dos hijos. Uno de cinco añitos que se cayó y se dió un mal golpe en la cabeza. Uno de dos, que atropelló un coche porque su madre alcoholizada cruzó la calle sin mirar. Esto, que parece una exageración existe. Y mucho.

Todo este ladrillaco para llamar a la ayuda. Al compromiso. A la conciencia. A todo lo que podamos hacer para ayudar y compartir.  Porque ayudando aliviamos a otros seres bípedos humanoides que lo necesitan, pero sobretodo, porque mola.

Y sí, también porque vienen tiempos muchos peores. Tiempos en los que van a quitar dinero para programas sociales, educativos, culturales. Estos dineros no van a volver a ponerlos hasta dentro de unos pocos años. Nos toca pagar caprichos de nuestros dirigentes.

O somos nosotros los que, entre todos, creemos una red de ayuda que, lo siento en el alma, NO tiene que sustituir al estado, o todos vamos a pasarlo mal.

Anakin (mi perra adoptada) y Nicolás, el litelcábron que tengo ahora en acogida =D

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